06 casos de feminicidio que destrozarán tu sensibilidad

Las noticias de maltrato contra la mujer, violaciones y feminicidio son actualmente el pan de cada día en todos los países del mundo. Si bien es cierto que evolucionamos en tecnología y en ciencias, lo que parece perdurar como la mala hierba en nuestra sociedad es el machismo, actitud prepotente que combinada con la maldad innata del hombre es capaz de hacer estragos tan terribles como los que te detallaré a continuación. No obstante, antes de empezar el presente top uebos me es advertirte que lo que estás a punto de leer es demasiado explícito, ergo duro, difícil de digerir y capaz de hacerte perder la fe en este mundo. Si te consideras una persona sensible será mejor que dejes de leer este artículo ahora mismo, pero si crees estar apto para afrontar este tipo de contenido entonces permíteme presentarte los “6 casos de feminicidio que destrozarán tu sensibilidad.”

  1. El caso de Lucía (Argentina): Lucía Pérez era una joven de 16 años que vivía con sus padres en la ciudad de Mar de Plata (Argentina). Ella tenía una amiga que conocía a dos traficantes de marihuana de su localidad: Juan Pablo Offidani de 41 años y Matías Farías de 23 años de edad, quien invitó a la adolescente a su casa en la noche del viernes 07 de octubre del año 2016 para ofrecerle droga. Lucía aceptó la invitación y acudió a su vivienda sin pensar que allí también estaría Juan Pablo Offidani, quien la drogó con cocaína y marihuana hasta que perdiera la conciencia para luego, junto a Matías, violarla salvajemente repetidas veces tanto vaginal como analmente, llegando al extremo de empalarla por el ano. Este último acto de crueldad le provocó un paro cardiorrespiratorio que la hizo agonizar lentamente, encendiendo las alarmas de sus agresores, quienes lavaron su cuerpo y la llevaron al día siguiente a un hospital, donde ingresó ya cadáver.

Al realizar la autopsia respectiva, el médico forense descubrió todas las atrocidades de las que había sido víctima Lucía y la policía capturó a los autores de su muerte, quienes confesaron haber sido ayudados por una tercera persona de 61 años a lavar el cuerpo de la adolescente. La fiscal María Isabel Sánchez catalogó de “inhumana” a la agresión sexual contra Lucía Pérez, amén de decir que no había visto nada semejante en toda su carrera.

Es preciso decir que las autoridades al momento de ingresar a la escena del crimen encontraron un gran número de preservativos usados que no pudieron haber sido utilizados por una sola persona. Además, formularon la hipótesis de que la víctima había entablado algún tipo de relación sentimental con Matías Farías, teoría que fue desmentida poco después por los padres de Lucía, quienes sostuvieron que fue una compañera de estudios de la joven quien la presentó ante Farías para que este pudiera venderle su droga.

Tras la captura de los violadores de Lucía, sus padres, totalmente destrozados psicológicamente, pidieron que tanto a Matías como a Juan Pablo les caiga todo el peso de la ley. Además, el caso provocó tanta conmoción en el país argentino que originó un paro nacional de mujeres en el centro de Buenos Aires, aunque lamentablemente un año después del crimen la Junta Médica de Peritos de la Suprema Corte bonaerense descartó que la víctima haya sido empalada y brutalmente violada, confirmando como causa real de muerte una simple asfixia.

  1. El caso de Magdalena (México): Magdalena Aguilar Romero era una mujer de 25 años de edad proveniente del Estado de Guerrero (México). Siendo madre de dos hijos menores de edad, nutricionista y habiendo terminado una tormentosa relación, quedó con encontrarse a las 7:00 pm del 13 de enero del 2018 con María, su madre, en la iglesia de su localidad donde se celebraría una misa por el primer aniversario del fallecimiento de su abuela, ya que primero debía pasar a recoger a sus hijos de la casa de su ex pareja César Gómez. Al tardar demasiado, María trató de llamar a su hija para saber el motivo de su demora, pero ella no contestó. Desde entonces la señora empezó la desesperada búsqueda de Magdalena, quien no apareció hasta después de 09 días.

Dado el desconocimiento de su paradero, María denunció la desaparición de su hija ante las autoridades para que la apoyasen en su búsqueda, pero aparte se comunicó con Silvia, la madre de la ex pareja de Magdalena, quien le dijo que ella salió de la casa de César como a las 10:00 pm sin llevarse a sus hijos. Extrañada, María buscó a César para saber si la versión su madre era cierta, pero él contó que Magdalena sí estaba en su casa y que había salido de allí a las 6:00 pm. Al escuchar que ambos decían cosas totalmente diferentes, María se dio cuenta que le estaban ocultando la verdad, una verdad bastante escalofriante.

Y así fue, pues al noveno día de desaparecida las autoridades encontraron en la ciudad de Taxco (Guerrero), para más señas en el negocio de César, al cadáver de Magdalena, cuyo cuerpo había sido descuartizado y puesto en una estufa para ser cocido. La necropsia reveló que la nutricionista había sido ahorcada hasta morir de asfixia.

Tras este macabro hallazgo, César Gómez y su madre se convirtieron en los principales sospechosos del crimen por ser las últimas personas con las que Magdalena estuvo. Sin embargo, curiosamente desde entonces, la ex pareja de la víctima ha estado como “no habido” a pesar de la intensa búsqueda de la policía y del Gobierno del Estado de Guerrero, el cual ofrece una recompensa para quien proporcione la ubicación del cruel asesino.

  1. El caso de la peluquería (Perú): Marysella Pizarro Tuanama tenía 41 años, era madre de cuatro menores de edad y trabajaba con Tirsa Cachique Ynga en una peluquería de la ciudad de Tarapoto en el departamento de San Martín (Perú). Ambas mujeres fueron asesinadas a las 12:20 de la tarde del 29 de mayo del año 2017 por Fernando Ruiz del Águila, ex pareja de Marysella, quien prendió fuego a la peluquería “Tirsa Fashion” porque ella se rehusaba a retomar la relación que tenía con él.

Vale decir que Marysella había denunciado a su ex pareja en varias oportunidades por violencia, pero las autoridades jamás tomaron las medidas del caso. Incluso Fernando Ruiz tenía una orden judicial de alejamiento, pero nada de eso lo detuvo en su afán de acabar con la vida de la madre de sus hijos, quien murió carbonizada en el interior del salón de belleza.

El ataque de Fernando Ruiz fue tan potente que incluso él salió envuelto en llamas junto a Tirsa Cachique, quien falleció poco después en el hospital de Essalud de la ciudad. En lo que concierne al responsable de este brutal feminicidio, este confesó ante las autoridades haber perpetrado el crimen y negó sentirse arrepentido. Felizmente, este despreciable sujeto también murió a causa de sus profundas quemaduras.

  1. El caso de Fátima (México): Fátima Quintana Gutiérrez era una niña de 12 años que vivía con su familia en el Estado de México (México), para más señas, en la comunidad de Lupita Casas Viejas. Era la mejor alumna de su escuela secundaria y recién estaba cursando la preparatoria cuando el 05 de febrero del año 2015 desapareció sin dejar rastro. Aquel día al salir del colegio caminó por una zona campestre hacia la carretera donde tomaba el autobús como siempre lo había hecho, el cual la llevaba al paradero donde uno de sus padres solía esperarla. Pero justo ese día, para desgracia de la niña, Lorena Gutiérrez, su madre, se demoró preparando el almuerzo y por lo tanto no pudo recogerla. Al promediar las 4:00 pm, Lorena comenzó a preocuparse porque su hija aún no llegaba y decidió salir a buscarla junto a sus vecinos.

Al caminar unos cien metros, la madre de Fátima encontró en el frontis de la casa de los hermanos Luis Ángel (19) y Josué Atayde Reyes (17) la sudadera de su hija llena de sangre. Alarmada, se acercó a llamar a los hermanos, de los cuales uno de ellos, Josué, quien llevaba consigo la mochila de Fátima, salió corriendo de la vivienda junto a un amigo llamado José Juan Hernández Cruceño (23), quien tenía la ropa manchada con lodo y sangre.

Vale decir que Lorena y sus vecinos trataron de alcanzarlos pero la juventud de los muchachos les dio la ventaja absoluta. Desesperada, la madre de Fátima continuó con la búsqueda de la estudiante hasta internarse en la zona campestre, donde encontraron un pie cercenado que se ocultaba entre las hojas secas. Lorena temió lo peor. Los vecinos trataron de encontrar los restos de Fátima antes de que cayera la noche, pero jamás imaginaron que el cadáver se encontraba a no más de 140 metros de la casa de los hermanos Atayde Reyes.

Al retornar al barrio, los vecinos decidieron buscar a Luis Ángel y a Josué para encararles por la desaparición y posible muerte de Fátima, pero fue entonces que hallaron su cuerpo, el cual evidenciaba que había sido torturada y apuñalada hasta la muerte. Indignados, los vecinos capturaron a los tres sospechosos del crimen, los lincharon y los iban a quemar vivos si no fuera porque Lorena lo evitó para entregarlos a la policía, acto del que luego se arrepentiría.

Al ser detenidos, Luis Ángel, Josué y José Juan confesaron que el autor intelectual del horrendo crimen era un prisionero del Reclusorio Oriente, el cual había sido pareja sentimental de Lorena Gutiérrez y encarcelado por el delito de secuestro. La fiscalía mexicana, por su parte, le entregó a los padres de Fátima un documento en el que se acreditaba que la niña de 12 años solo había muerto por un traumatismo craneoencefálico severo. La familia Quintana Gutiérrez quedó  muy destrozada por la pérdida de su hija, pero lo que los horrorizó por completo fue la declaración del médico legista durante el juicio a los tres jóvenes responsables, en el que dijo que a Fátima la habían llevado a la zona campestre para sacarle uno a uno todos los dientes y arrancarle un ojo para luego apuñalarla 90 veces solo para someterla mientras la violaban anal y vaginalmente, rompiéndole las muñecas y los tobillos, abriéndole el pecho y manteniéndola con vida. El especialista aseguró que cuando sus captores se cansaron de abusar sexualmente de ella, le aventaron tres piedras en la cabeza, de las cuales una trituró su cráneo al pesar más de 60 kilos.

Por desgracia, solo los dos hermanos Atayde Reyes fueron condenados, pues José Juan Hernández Cruceño fue puesto en libertad por la jueza Janet Patiño García el 08 de junio del 2017 por falta de pruebas que lo inculpen. Con respecto a la familia Quintana Gutiérrez, tuvieron que salir del país debido a las amenazas de muerte que recibían constantemente.

  1. El caso de Junko Furuta (Japón): El caso que ocupa el segundo lugar de este top es una parada obligatoria por tratarse del feminicidio más horrendo de la historia. Junko Furuta tenía 16 años de edad cuando uno de sus compañeros, Miyano Hiroshi (18), miembro de bajo nivel de la temible mafia japonesa de “La Yakuza” la secuestró junto a tres chicos más: Jo Kamisaku, Watanabe Yasushi y Minato Nobuharu en la casa de la familia del último. A fin de evitar una denuncia por secuestro, Miyano obligó a su rehén a llamar a sus padres y fingir que había huido de la casa. Junko sentía temor y le parecía extraño lo que estaba sucediendo, puesto que la habían llevado con engaños a la vivienda donde se encontraba recluida. Sin embargo, tenía la esperanza de que la dejarían libre dentro de poco tiempo, lo cual nunca pasó.

En total, Junko Furuta estuvo 44 días secuestrada en la casa de Minato Nobuharu donde fue violada tanto vaginal como analmente a diario por cada uno de sus captores y por los amigos mafiosos que Miyano traía, amén de torturada de muchas formas, golpeada brutalmente, quemada con cera caliente y congelada en una nevera por horas.

Un día la pobre Junko sintió que ya no podía soportar más vejaciones y armándose de valor llamó a la policía, pero para su mala suerte fue sorprendida por uno de sus secuestradores, quien dio aviso a los demás acerca de lo que la adolescente estaba haciendo y por tal motivo la castigaron quemándole la vagina y el clítoris con cigarrillos y un encendedor, y cercenándole el pezón izquierdo con unos alicates.

Con el pasar del tiempo las lesiones y heridas de Junko no hicieron más que agravarse, repercutiendo en el hecho de que casi ya no podía caminar. Hacía esfuerzo para poder respirar, pues su nariz estaba rota, y sus llagas internas le impedían controlar sus esfínteres. Cada vez que se orinaba, Miyano y compañía la castigaban introduciéndole un foco caliente por la vagina, el cual rompían una vez dentro. La desesperación de la joven de 16 años había llegado a tal extremo que cuando sus captores se negaban a dejarla ir, ella suplicaba que la matasen de una vez por todas.

Cuando el día 44 llegó, exactamente el 04 de enero de 1989, Miyano Hiroshi y sus cómplices la obligaron a jugar con ellos una partida de Mah-jong (un juego de tablero similar al Solitario, donde el objetivo es eliminar piezas), la cual ella ganó, ocasionando la furia de sus captores, quienes la golpearon salvajemente con una pesa de hierro amén de quemarle uno de los ojos con una vela encendida.

No contentos con sus torturas, los cuatro rociaron con combustible las extremidades, el tronco y el rostro de Junko para luego prenderles fuego y dejar que ardan durante dos horas. Los gritos de dolor de la adolescente eran desgarradores y sus secuestradores no hacían más que burlarse de ella mientras bebían cerveza. Cuando el fuego se consumió, la joven tenía los ojos totalmente quemados, el rostro desfigurado y no solo eso, sino que también se encontraba convulsionando en el suelo, agonizando por más de 4 horas hasta morir a causa de un shock.

Cuando Miyano Hiroshi y compañía se dieron cuenta de la muerte de la joven, no dudaron en meter su cadáver en un cilindro de metal y cubrirlo con cemento para luego dejarlo en una de las calles de Tokio. Para mala suerte de los 4 asesinos, el cilindro fue encontrado poco después y al practicarle al cadáver una autopsia se descubrió que Junko había sido torturada de la manera más inhumana posible, y se encontraron rastros del semen de más de cien hombres diferentes en su ano y vagina. Sus padres fueron notificados de inmediato y quedaron muy destrozados psicológicamente al ver el estado de su hija y al saber que fue maltratada de una forma tan vil.

Gracias a un informante policial infiltrado en “La Yakuza” se supo que quiénes eran los autores del horrendo crimen. Miyano Hiroshi y sus cómplices fueron detenidos al instante y enjuiciados como adultos a pesar de que no podían ser publicadas sus identidades debido a una ley nipona que lo prohibía.

Los acusados fueron condenados por secuestro y por provocar heridas que producen una muerte. Tuvieron que pagar a la familia Furuta una reparación civil de 50 millones de yenes y luego de pasar un tiempo en la cárcel fueron puestos en libertad ante la indignación de todo el pueblo japonés, debido a que eran menores de edad. Hoy en día Miyano Hiroshi, Jo Kamisaku, Watanabe Yasushi y Minato Nobuharu se encuentran libres, cambiaron sus nombres y se establecieron en otras partes de Japón. Prácticamente, el caso de feminicidio más horrendo de la historia quedó impune.

  1. La indiferencia: Muy por encima de una muerte por estrangulamiento, por descuartizamiento, por apuñalamiento, por incineración y por arma de fuego; morir por indiferencia es lo más horrible que uno puede experimentar. Si bien es cierto que resulta indignante que la policía, los fiscales y los jueces no presten la debida atención a los casos de violencia doméstica, lo más aborrecible aun es que haya gente que es testigo del maltrato contra la mujer y no decida hacer nada para evitarlo.

Muchas veces las personas piensan “¿Por qué debo meterme en problemas que no son míos?” Y justo son esa misma clase de gente que anda pendiente de la farándula y de los problemas de sus amigos y/o vecinos. Muchos ven por la calle a un hombre discutiendo de forma violenta con su pareja y lejos de estar pendiente de lo que puede ser capaz de hacer dicho infeliz, se ponen a pensar en lo siguiente: “¿Qué cosa habrá hecho ella para que él esté así?” Incluso hay quienes que al ver en las noticias una tentativa de feminicidio se ponen a pensar descaradamente en voz alta: “De seguro la chica se ha aprovechado del hombre y por eso él ha reaccionado así” sin saber si quiera las verdaderas causas del atentado.

Lastimosamente vivimos en una sociedad donde culpamos de todo al Gobierno, al Parlamento, al poder Judicial, a las autoridades, pero no hacemos mea culpa por nuestra indiferencia. El cambio no comenzará con un gran presidente ni con autoridades eficientes, sino que será iniciado por nosotros mismos si tenemos valores. Si vemos que un hombre intenta violentar a una mujer lo correcto será intervenir y enseñarle a ese sujeto a meterse con alguien que pueda confrontarlo de igual a igual, porque esa clase lacra suele creerse lo suficientemente valiente solo por maltratar mujeres. Y si alguien intenta detenerte pidiendo que no te metas en problemas que no son tuyos, simplemente ordénale que se calle y que se aleje de ti si no va a ayudarte. Debemos eliminar a la indiferencia de nosotros mismos para que así podamos detener los casos de feminicidio que se multiplican día tras día.

Recuerda que miles de mujeres no mueren por la brutalidad de malos hombres, sino a causa de la indiferencia del entorno.

Redactado por: Ariel Dom Trus

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