Ya sé que no tengo tanta simpatía
como para cubrir tus expectativas,
que en este mundo superficial
solo merezco el mismo triste final
De los sentimientos que exiges
pero que a la vez desprecias
porque lo bello no está en lo cortés
sino en lo grosero como uno se comporta.
Entonces decidí adaptarme a los cambios
y vaciar de basura mi corazón
para que cuando me digas “te amo”
no sienta ni la más leve emoción.
Sé que los corazones están hechos de cristal
pero el mío también puede amoldarse a golpes como el metal,
por eso hoy te presento una nueva versión de mí
inmune a tus ganas de hacerme sufrir.
No te preocupes amor,
todavía puedo darte un abrazo
aunque tus espinas traspasen mi corazón,
aunque me des de beber veneno con una sonrisa y un “te amo”
No te preocupes amor
que un fantasma no muere dos veces,
no vuelve a sentir el placer del dolor
sino un sin sabor que crece y crece…
Sobre mis mejillas no ha vuelto a llover
copiosamente como los primeros días,
no sé si será porque estoy olvidando lo que es querer
o porque me doy cuenta que todo es mentira.
Pero he dejado de sonreír
como lo hacía siempre hasta que te conocí;
eras tan dulce como el néctar de las flores rojas
que hoy me parecen asquerosas.
Mis amigos ya no me reconocen,
dicen solo soy un cuerpo sin alma
como un juguete que usas para tu goce
en la privacidad de tu cama.
No sé por qué no te he dejado,
tal vez haya caído en el mismo dilema de un adicto
que aun con el pulmón hecho pedazos
encuentra la gloria en un cigarrillo.
He derretido mi corazón con el fuego de tu indiferencia
y lo he vuelto a amoldar según tus requerimientos,
una parte de mí aún lucha por ser la mejor de tus experiencias
aunque para ello deba incinerar todos mis sentimientos.
Nada asegura que no vuelva a caer,
siempre buscas la forma de lastimarme,
es el talento que nadie puede ver
solo yo porque insisto en amarte
No te preocupes amor,
ya pronto seré como tú quieres,
mi pecho pesa por la dureza del corazón,
te reto a probarlo con tus palabras hirientes.
No te preocupes amor
que un fantasma no muere dos veces,
no vuelve a sentir el placer del dolor
sino un sin sabor que nunca perece.
AUTOR: Ariel Dom Trus