Esta poesía va dedicada a una de mis amantes: Leticia F. Te quiero y te deseo.
Leticia sobre su corcel
rumbo al país de las maravillas va
huyendo de los dolores de su fe
y de su accidentada realidad.
Cubrió los espejos de su habitación
con mantos de color carmesí
y a su mejor corcel ensilló
para emprender una aventura sin fin.
Y dejó a sus ídolos atrás;
incapaces de llevarla al cielo
que le prometieron sobre un altar
levantado sobre sus sueños.
La luna ya bajó los telones
pero ella persiste en llegar
a la tierra de las sensaciones
donde por siempre se habrá de quedar
Hasta el arribo de la lluvia plateada
que por un minuto le haga mirar atrás;
a su corazón hecho ruinas
al cual ayer le llamaba hogar.
Sus ídolos le hicieron mucho mal,
le hicieron apostar todo lo que tenía
para venderle solo palabras
y una que otra fruslería.
Pero como el viaje era muy largo
lo inevitable pasó;
ambos cayeron en la adicción
de escuchar sus latidos sincopados.
De tanto cabalgar
Leticia y su corcel se hicieron uno,
de tanto viajar
con los ojos cerrados hallaron más de un mundo
… Leticia y su corcel al país de las maravillas acaban de llegar; todo es perfecto…
Leticia sobre su corcel
hace su entrada triunfal
entonando el himno del placer
bajo la plateada tempestad.
En una nación a las espaldas del sol
e iluminado por la clandestinidad,
un mar de colores les espera,
un leve escalofrío y el sublime dolor.
Y cabalgando mil vueltas da
Leticia sobre su corcel,
a quien siempre someterá
con sus finas formas de mujer.
Finalmente el corcel la adorará
hechizado por la magia de sus movimientos
y sobre sus sueños un altar le levantará
para el sacrificio de sus sentimientos.
AUTOR: Ariel Dom Trus