Hablemos de los asientos reservados

Esta mañana mientras viajaba en un vehículo de transporte público sucedió que en un paradero abordaron una señora ya mayor y lo que parecía ser su nieta o sobrina de más o menos mi edad, quien a pesar de no ser una mujer embarazada ni inválida le quitó el asiento reservado a su familiar y se quedó bien ancha mientras que la pobre anciana tuvo que ubicarse en otro sitio que por fortuna se encontraba vacío. Aquel acontecimiento me indignó mucho y debido a que no es el único del que he sido testigo me veo obligado a escribir este post para darte a conocer el verdadero uso que se le debe dar a los asientos reservados por si eres muy joven y recién estás aprendiendo a movilizarte por las ciudades o para que compartas esto – si ya eres un viajero experimentado – a aquel o aquella sinvergüenza que se comporta de la misma forma que la chica del caso que acabo de contar.

Generalmente los asientos reservados se encuentran entre los primeros asientos de un vehículo de transporte público y es fácil reconocerlos porque llevan una funda o simplemente están pintados de color rojo, además en la ventana de al lado siempre está pegado un sticker que señala que esos sitios son para determinado tipo de gente. La razón por la que los asientos reservados existen no obedece al antojo del conductor ni de la empresa a la que pertenece la combi o el bus que sueles usar para dirigirte de un lugar a otro, sino que es debida – en el caso de Perú – a las leyes N° 29973 y N° 28683 que establecen la atención preferencial que se debe dar en lugares de servicio público (incluyendo al transporte público) a personas con discapacidad, mujeres embarazadas o con niños en brazos, y a adultos de 60 años de edad en adelante. Y también obliga a los choferes y a los cobradores a hacer respetar ese derecho.

Así que si no estás embarazada, tus hijos ya tienen más de cuatro años, no eres discapacitada o discapacitado, ni eres una persona mayor; entonces levanta tus pesadas cuatro letras del asiento reservado y ubícate en otra parte o simplemente quédate de pie que – en caso de que seas mujer – no se te van a caer las piernas porque ojo que la ley no contempla a las féminas con complejo de princesas que se creen con el derecho de ir siempre sentadas en el bus o en la combi, y/o exigen que se les ceda el asiento como si no fuesen igual a los varones.

Únicamente en el caso de que el vehículo esté lleno y no haya otra opción que usar el asiento reservado puedes permitirte sentarte en uno de ellos, mas solo por un momento y con la condición de cederlo a quien lo necesite ¡Cuidado con hacerte la dormida o el dormido y querer pasar piola eh! Hay que ser conscientes y acatar las normas para hacer de este un mundo mejor.

Me despido,

Saludos desde Trus,

Ariel Dom Trus

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